En el prólogo de “San Martín Vivo”
de José Luis Busaniche, Enrique Mayochi
-hablando de la obra prologada- manifiesta que “La mencionada
originalidad (NdR: de esa obra) reside en que, dentro de su relativa brevedad,
el libro nos muestra a un San Martín mirado a la vez por sus compatriotas
contemporáneos, por sus grandes biógrafos argentinos, que lo fueron y lo siguen
siendo Bartolomé Mitre y José Pacífico Otero, y por esos viajeros,
comerciantes o no, de nacionalidad inglesa o estadounidense que lo conocieron en
distintos momentos de su vida y que, en más de una ocasión, fueron testigos de
sus acciones bélicas, de su triunfal entrada en Santiago, después de Chacabuco,
y de su gestión gubernativa como Protector del Perú.”
Siempre me llamó la atención los
comentarios de estos viajeros de nacionalidad inglesa o estadounidense que lo
conocieron en distintos momentos, porque son comentarios que no se encuentran
tan condicionados por corrientes historiográficas o determinadas líneas de pensamiento.
Simplemente son comentarios marginales en documentos cuyo contenido principal es
otro. Encontramos este tipo de comentarios en las cartas de Diego Thomson,
quien fue convocado por Monteagudo al Perú, para que se encargara de la
creación de escuelas públicas.
Thomson dice en una de sus cartas “El día que llegué a esta ciudad, visité a San Martín
y le entregué las cartas de presentación que había traído de Chile. El abrió
una de las cartas, y comprobando su tenor, dijo: "Mr. Thomson, me alegro
muchísimo de verlo" y levantándose, me dio un abrazo muy afectuoso. Él no
sería, me dijo, pródigo en cumplidos, pero me aseguraba su gran
satisfacción por mi llegada; y me dijo
que, de su parte, nada se me haría faltar para cumplir el objetivo que me había
traído al Perú. Al día siguiente, yo estaba sentado en mi habitación, cuando se
detuvo un carruaje en la puerta y mi pequeño criado entró corriendo y gritando:
"¡San Martín! ¡San Martín!" Enseguida, San Martín entró en la
habitación acompañado por uno de sus ministros. Yo hubiera querido hacerlo
pasar a otra dependencia de la casa, más adecuada para recibirlo; pero él dijo
que la habitación estaba muy bien y se
sentó en la primera silla que encontró. Conversamos acerca de nuestras
escuelas y otros temas similares durante un rato; y al despedirse me pidió que
lo visitara al día siguiente por la mañana, diciendo que me presentaría al
marqués de Trujillo, quien es actualmente lo que se llama "el diputado
supremo o regente”. Le visité a la mañana siguiente conforme a lo convenido, y
me llevó con él y me presentó al marqués y a cada uno de sus ministros” (extraído de “Diego Thomson, Apóstol de la
enseñanza y distribución de la Biblia en América Latina y España” de Arnoldo
Canclini)
Otra de las tantas características a destacar de San
Martín, su sencillez.
James Thompson (más conocido
como Diego Thomson) fue un pastor Bautista y educador que recorrió Latinoamérica en el siglo XIX, para
promover el sistema de educación lancasteriano en las nuevas naciones
hispanoamericanas y para predicar el evangelio y los principios cristianos.
Thomson en su labor como misionero tradujo la Biblia en la lengua de
los pueblos americanos y promovió su lectura. Fue colportor (un
difusor y vendedor ambulante de Biblias y tratados) de la Sociedad
bíblica británica. Se ocupó como educador de fundar
escuelas públicas e implantar el Sistema de educación Lancasteriano creado
por Joseph Lancaster (En que los
alumnos más aventajados actúan como monitores para enseñar a leer y escribir
a otros alumnos, sistema utilizado ante la falta de maestros) Es llamativa la
cantidad de Biblias que le compraron frailes y sacerdotes católicos cuando
-para ellos- estaba prohibido.
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