martes, 16 de junio de 2015

MIENTRAS TANTO NO DEJES DE DARLE PESCADO

Se me iba el subte y apuré el paso para no perder al que estaba llegando al andén de Catedral. Pero una voz me dijo "te estaba esperando para comer". Esa voz audible, fuerte y clara me frenó. Y allí, sentada en el piso se encontraba esa joven con su bebé. Callada mientras miles pasan al lado de ella esquivándola. Me acerqué y como todos los días que la encuentro le di un billete. "Muchas Gracias caballero" me dijo y escuché por primera vez su voz.
Estaba releyendo en estos días una nota de Bernardo Kliksberg  (“El otro no me importa” Página 12 8/1/15) y en especial me atrapó por los conceptos expuestos y que el subtitula "La descalificación de los apoyos a los pobres"  Habla de la otra cara de la postura de los dueños de los bienes del mundo, de ese uno por ciento que controla la casi totalidad de los bienes del planeta. Ellos buscan desprestigiar sistemáticamente los programas sociales machacando con el concepto "es asistencialismo"
Trajo a mi mente la tan promocionada frase “No hay que darles pescado, hay que enseñarles a pescar” (proverbio chino) y me pregunto:  ¿Y cuando no podemos hacer otra cosa? ¿Y cuando no te queda más por hacer? Además, Jesús no descalifica a los asistencialismos (puros a nuestros ojos) sino que los revaloriza y coloca a los que los practican al nivel de héroes de la misericordia, cuando son hechos por amor. El mismo lo explica en Mateo 25: 37-40 "los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos? ¿ó sediento, y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos huésped, y te recogimos? ¿ó desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, ó en la cárcel, y vinimos a ti?  Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis."
Puede ser que quien puede ver todas las cosas en todos sus tiempos y lugares; vea que lo que consideramos asistencialismo, no sea sólo asistencialismo sino también aporte al desarrollo.  ¿O acaso no estás dignificando y resinificando a las personas necesitadas cuando le entregas -por amor- lo que necesita? ¿Es sólo darle un bien o estás dándole tu tiempo, brindándole una comunicación, una sonrisa, un saludo?
Recordaba además una de mis últimas lecturas. La Universidad de Lanús, está reproduciendo la obra gráfica publicada por la Presidencia de la Nación, en el año del Libertador General San Martín (año 1950 - Primera Presidencia de Juan Domingo Perón) El segundo de esos libros (reproduce en forma parcial y por tema el material) es sobre "El Peronismo y la Justicia Social". En su prólogo Ana Jaramillo sostiene que el peronismo "constituyó una etapa donde sus políticas hacen eje en la búsqueda de la redistribución de la riqueza, la asistencia a la pobreza y la ampliación de derechos" y afirma que para "acompañar las progresivas políticas de redistribución del ingreso y asistencia a los hogares más humildes se pone en marcha la ayuda social desde el Estado, sustituyendo la caridad, ya que sostenía Evita que la limosna dada para satisfacción de quien la otorga, deprime y aletarga" Una visión parcial nos podría hacer pensar que estamos sólo frente a asistencialismo.
Es tan importante enseñar a pescar como darle pescado al que no tiene que comer.  Dos acciones necesarias que no son incompatibles entre ellas. Por eso propongo comenzar a sostener que "Enseña a pescar, pero mientras tanto no dejes de darle pescado"


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