Se me iba el subte y apuré el paso
para no perder al que estaba llegando al andén de Catedral. Pero una voz me
dijo "te estaba esperando para comer". Esa voz audible, fuerte y
clara me frenó. Y allí, sentada en el piso se encontraba esa joven con su bebé.
Callada mientras miles pasan al lado de ella esquivándola. Me acerqué y como
todos los días que la encuentro le di un billete. "Muchas Gracias
caballero" me dijo y escuché por primera vez su voz.
Estaba releyendo en estos días
una nota de Bernardo Kliksberg (“El otro
no me importa” Página 12 8/1/15) y en especial me atrapó por los conceptos
expuestos y que el subtitula "La descalificación de los apoyos a los
pobres" Habla de la otra cara de la
postura de los dueños de los bienes del mundo, de ese uno por ciento que
controla la casi totalidad de los bienes del planeta. Ellos buscan
desprestigiar sistemáticamente los programas sociales machacando con el
concepto "es asistencialismo"
Trajo a mi mente la tan
promocionada frase “No hay que darles pescado, hay que enseñarles a pescar” (proverbio
chino) y me pregunto: ¿Y cuando no
podemos hacer otra cosa? ¿Y cuando no te queda más por hacer? Además, Jesús no
descalifica a los asistencialismos (puros a nuestros ojos) sino que los
revaloriza y coloca a los que los practican al nivel de héroes de la misericordia,
cuando son hechos por amor. El mismo lo explica en Mateo 25: 37-40 "los justos le responderán, diciendo: Señor,
¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos? ¿ó sediento, y te dimos de
beber? ¿Y cuándo te vimos huésped, y te recogimos? ¿ó desnudo, y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo, ó en la
cárcel, y vinimos a ti? Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto
os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí
lo hicisteis."
Puede ser que quien puede ver todas las cosas
en todos sus tiempos y lugares; vea que lo que consideramos asistencialismo, no
sea sólo asistencialismo sino también aporte al desarrollo. ¿O acaso no estás dignificando y resinificando
a las personas necesitadas cuando le entregas -por amor- lo que necesita? ¿Es
sólo darle un bien o estás dándole tu tiempo, brindándole una comunicación, una
sonrisa, un saludo?
Recordaba además una de mis
últimas lecturas. La Universidad de Lanús, está reproduciendo la obra gráfica
publicada por la Presidencia de la Nación, en el año del Libertador General San
Martín (año 1950 - Primera Presidencia de Juan Domingo Perón) El segundo de
esos libros (reproduce en forma parcial y por tema el material) es sobre
"El Peronismo y la Justicia Social". En su prólogo Ana Jaramillo
sostiene que el peronismo "constituyó una etapa donde sus políticas hacen
eje en la búsqueda de la redistribución de la riqueza, la asistencia a la
pobreza y la ampliación de derechos" y afirma que para "acompañar las
progresivas políticas de redistribución del ingreso y asistencia a los hogares
más humildes se pone en marcha la ayuda social desde el Estado, sustituyendo la
caridad, ya que sostenía Evita que la limosna dada para satisfacción de quien
la otorga, deprime y aletarga" Una visión parcial nos podría hacer pensar
que estamos sólo frente a asistencialismo.
Es tan importante enseñar a
pescar como darle pescado al que no tiene que comer. Dos acciones necesarias que no son
incompatibles entre ellas. Por eso propongo comenzar a sostener que "Enseña a pescar, pero mientras tanto
no dejes de darle pescado"
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